El origen de todo es la informacion del Absoluto

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Introducción al Origen de la Existencia

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha buscado respuestas acerca de su existencia y el origen de todo lo que nos rodea. A lo largo de la historia, diferentes culturas y civilizaciones han refinado sus conceptos sobre la vida, la naturaleza y el cosmos, desarrollando creencias y teorías que intentan explicar nuestro propósito en el universo. Hemos llegado a verificar de manera contundente que el principio y origen de todo, ya sea en dimensiones tridimensionales (3D) u otras, se encuentra en un ente absoluto conocido como el Padre. Este Padre, en su infinita sabiduría, manifiesta el todo a partir de la información, la cual es la esencia que crea y genera todo lo que existe. Si consideramos la vastedad del cosmos, podemos comprender que la información es la clave que interconecta cada rincón del espacio y del tiempo, actuando como el hilo del que se teje la trama de la realidad.

La información como fuente de creación

Es fundamental entender y comprender que esta información tiene la capacidad inherente de manifestar, crear, administrar y sostener la existencia. Cada ser creado contiene en su archivo genético los elementos de constitución del universo, que está compuesto por información codificada que proviene del Padre. Sin embargo, a menudo nos encontramos con resultados insatisfactorios en nuestras vidas. ¿Por qué sucede esto? La respuesta radica en el hecho de que, en lugar de utilizar la información divina, frecuentemente dependemos de la información cultural que alimenta nuestros sistemas de creencias y fortalece y codifica el ego. Esta dependencia nos limita, creando barreras que nos impiden acceder a nuestra verdadera esencia y potencial. Es vital cuestionar esas creencias aprendidas para liberarnos de los patrones que ya no nos sirven y abrirnos a la posibilidad de experiencias más enriquecedoras.

La Ilusión de la Separación

Esta dependencia de la información cultural nos hace creer que estamos separados, que solamente existe una realidad lineal. En consecuencia, nos lanzamos a correr en la vida, sin tomarnos el tiempo para detenernos y reflexionar sobre nuestra existencia. Este sentido de apresuramiento nos aleja de la esencia de lo que somos y de la interconexión que mantenemos con el todo. Nos perdemos en la superficialidad del día a día, olvidando las verdades profundas que nos unen a la humanidad y a la creación. Para encontrar el equilibrio y la satisfacción, es esencial respetar los principios y las leyes que rigen el universo, fluyendo con estas, utilizando la información que realmente posee el poder de transformarnos. La práctica de la meditación, la contemplación y el estudio de la sabiduría ancestral pueden ser herramientas muy efectivas para reconectar con nuestra verdadera naturaleza y con la fuente de la que provenimos.

En conclusión, es crucial reconocer que los orígenes de nuestra creación y el sentido de nuestra existencia están intrínsecamente conectados a la información del Padre. Al hacerlo, comenzamos a abrazar una realidad más profunda y satisfactoria. La paz y la plenitud no se encuentran en la incesante búsqueda de validaciones externas, sino en el interior, en el reconocimiento de nuestro vínculo con lo divino y lo eterno. Para generar cambios significativos en nuestras vidas, debemos aprender a desconectarnos de las narrativas limitantes y a nutrirnos de la información que realmente importa. Solo así podremos construir un futuro en armonía con nuestras verdades más profundas, cultivando un espacio donde se fomente la creatividad, la compasión y el entendimiento mutuo, no solo dentro de nosotros mismos, sino con todos los seres que comparten esta extraordinaria experiencia llamada vida.